Corría el año 1977 en España, en un momento complicado en todos los aspectos (social, político, económico…) y el por aquel entonces ministro de economía Enrique Fuentes Quintana, nombrado por el gobierno de Adolfo Suarez se dirigía a la nación para hablar de la situación.
Han pasado más de 30 años pero, escuchando sus palabras, parece que todavía sigamos allí. Todo un discurso y una lección de ética que, lamentablemente pocos escucharon entonces y pocos escucharán ahora con la atención que se merece. Y así va el mundo.
Macropinna microstoma, una especie de pez descubierta hace 70 años, causó un considerable revuelo entre biólogos marinos y científicos del mundo entero a causa de su singular cabeza transparente. Durante todo este tiempo ha sido un misterio el porqué de esta peculiar característica, y ha sido sólo hasta unos días cuando investigadores del Monterey Bay Aquarium, mediante un juego de cámaras especiales fabricadas para estudiar los movimientos oculares de dichos peces, han sido capaces de resolver el misterio.
La conclusión es que este mecanismo le permite al Macropinna microstoma aumentar su capacidad y ángulo de visión para así detectar mejor a sus depredadores. Así, literalmente, el pez ve a través de su propia cabeza.
Si veis las imágenes podeis ver dos puntos oscuros en el frontal de la cabaza; pues bien, esos no son los ojos reales. Los verdaderos ojos de este pez se encuentran en realidad dentro de la cabeza, en forma de dos bolas de color verdoso que son capaces de girar en todos los sentidos y así disponer de una visión parecida a la que puede tener un piloto de un caza de combate.
No se trata de ningún montaje, sino de La Princesse, la creación de la compañia francesa La Machine, que ha ideado este artilugio para un certamen de performance en la ciudad inglesa de Liverpool que tuvo lugar en el mes de septiembre pasado.
Con un peso de 36 toneladas este robot de patas articuladas, además de moverse (aunque no puede trepar tal y como se ve en la imagen, sino que está suspendida mediante una grúa), puede transportar a un grupo de personas así como «disparar» chorros de agua.
Sin duda, un cacharro al más puro estilo steampunk realmente increíble.